Recuerdo ese día como si
fuera ayer, era septiembre, es más era día 24, estoy segura, no podría olvidar
jamás ese día, porque ¿como decirlo? Fue
el mejor día de mi vida.
Ese día bailamos, bebimos,
fumamos, reímos, en pocas palabras, perdimos el control.
Era la fiesta de
cumpleaños de dos amigos, y la celebramos en tu casa, en la piscina todos
mojados y casi sin ropa, pero yo por alguna razón que no llegaba a entender
solo te miraba a ti.
Llegó la hora de ir a
dormir, y como era costumbre acampábamos en tu casa y yo solo deseaba que tu
fueras quien tuviera que dormir junto a mi, pero no te veía en ningún lado,
todo el mundo ya tenia sitio en su tienda y tu no estabas en ninguna…
Cuando pensaba que ya estarías
en alguna otra tienda, entraste en la que yo estaba y te pusiste a mi lado, el corazón
me dio un vuelco, tuvimos que ponernos muy cerca el uno del otro porque éramos
unas seis personas en aquella tienda.
A mi lado se encontraba
una de mis mejores amigas, y estaba con el chico que le gustaba y para no molestar me acerque más a ti
Pasaban las horas y todos
se quedaron dormidos menos nosotros dos que estábamos más cercar que nunca, tu
me rodeabas con el brazo y yo apoyaba mi cabeza en tu pecho y escuchaba el dulce
latido de tu corazón que cada vez iba más deprisa.
Al final mi amiga y el
otro chico salieron de la tienda, dejándonos solos, teníamos mucho sitio para
dormir pero no nos separamos, al contrario, tu me cogiste por la cintura y me
acercaste a ti con fuerza, yo rodee tu cuello con mis brazos y nuestros labios
se tocaron por primera vez, y fue el beso más perfecto que nadie me hubiera
dado, se puso a llover, los dos nos miramos y nos reímos, fue allí, en ese
mismo instante, que me enamore perdidamente de ti.
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